Los municipios de Monterrey y San Pedro inauguraron el mural “Ojo de Agua” en el Túnel Agustín Basave Fernández del Valle. Esta intervención urbana busca fortalecer la identidad regiomontana, promover el arte público y dignificar uno de los pasos viales más importantes del área metropolitana. La obra fue realizada por más de 20 artistas bajo la dirección de Ximena Subercaseaux y Esteban Huacuja.
Colaboración Metropolitana En Proyectos De Arte Urbano
Desde el inicio de sus administraciones, los alcaldes Adrián de la Garza y Mauricio Fernández han mostrado interés por colaborar en temas de movilidad y regeneración del espacio público.
En ese contexto nació la idea de intervenir el Túnel de la Loma Larga, un punto clave de conexión entre Monterrey y San Pedro, con un proyecto artístico que fortaleciera el sentido de pertenencia.
Ambos municipios coincidieron en que el arte puede ser una herramienta poderosa para mejorar la experiencia cotidiana de quienes transitan la ciudad y, al mismo tiempo, homenajear a su entorno natural y cultural.
La pieza resultante, titulada “Ojo de Agua”, representa una visión compartida sobre el valor del arte urbano y su capacidad de transformar espacios funcionales en puntos de identidad colectiva.
Un Mural Que Rinde Homenaje A Monterrey Y Su Naturaleza
Durante tres meses, un equipo de 20 artistas trabajó en jornadas nocturnas de 22:30 a 04:00 horas para dar vida al mural.
La obra abarca más de 8 mil metros cuadrados y fue posible gracias a la donación de 2,225 litros de pintura por parte de la empresa Osel.
Para lograr precisión en los trazos, se utilizó tecnología láser que permitió una ejecución uniforme y geométricamente limpia.
El mural destaca por su diseño de formas abstractas y colores que remiten a elementos icónicos de Monterrey, como ondas de agua, lunas y cerros. Con una paleta de 21 tonos, predominan los colores fríos como azul, violeta y verde, que evocan un vínculo con la naturaleza.
Túnel Renombrado En Honor A Agustín Basave
Junto con la inauguración del mural, se formalizó el cambio de nombre del Túnel de la Loma Larga.
El Cabildo de San Pedro aprobó por unanimidad llamarlo Túnel Agustín Basave Fernández del Valle, en memoria del filósofo y pensador regiomontano. Agustín Basave , nacido en 1958 en Monterrey, Nuevo León, conocido por su labor en el ámbito intelectual y su paso por la vida pública.
Licenciado en Derecho por el Tecnológico de Monterrey y doctor en Ciencias Políticas por la Universidad de Oxford, Basave Fernández del Valle fue catedrático, articulista y funcionario. Se desempeñó como director de Asuntos Internacionales del IMSS y embajador de México en Irlanda.
Además, ha escribió extensamente sobre política, cultura y sociedad, destacándose por su análisis crítico y su enfoque humanista.
La iniciativa fue promovida por el regidor Eugenio Roux Suárez, quien argumentó que esta vía carecía de una designación oficial.
Durante la ceremonia, Agustín Basave Benítez, hijo del homenajeado, agradeció el gesto a ambos municipios y compartió que su padre transitaba frecuentemente por esa vialidad. Esta coincidencia otorga al nombramiento un valor simbólico profundo para su familia.
La nueva denominación no solo reconoce la trayectoria intelectual de Basave, sino que refuerza el carácter cultural y patrimonial del espacio intervenido.

El Arte Como Motor De Transformación
La inversión de 2.6 millones de pesos en el mural forma parte de una estrategia más amplia de regeneración urbana promovida por ambos gobiernos.
El objetivo es crear espacios más amables, seguros y con valor simbólico que inviten a la reflexión y al disfrute del entorno.
Este tipo de intervenciones también contribuye a mejorar la percepción de seguridad, al revitalizar zonas comúnmente percibidas como frías o deterioradas.
Los alcaldes señalaron que esta obra es solo el inicio de una colaboración metropolitana más ambiciosa.
Ambas administraciones seguirán trabajando en conjunto en temas de infraestructura, cultura y cohesión social, con la visión de “hacer ciudad” de forma coordinada.
Este esfuerzo conjunto demuestra que, cuando se integran el arte, la planeación y la voluntad política, es posible transformar espacios cotidianos en símbolos de identidad y orgullo colectivo.